sábado, 19 de diciembre de 2015

Historia de mi último tattoo

Tattoo by Lola García BCN en La Santa Ink de Torrelavega

Actualizo después de mucho tiempo mi blog con la imagen de mi último tattoo, del cual me apetece contar su historia. Muchos pensaréis al verlo que, qué hago tatuándome una gacela thompson. La historia es un poco surrealista e incluso muchas veces al contarla he tenido la sensación de que la gente no acaba de creerla del todo, y es que entiendo que puede sonar un poco a película, pero es lo que sucedió.

De viaje de novios fui con mi mujer Sara a Kenya, sin duda uno de los países más bellos y especiales que he conocido nunca, no lo pondré como el más, porque cada día me parece más injusto poner unas tierras por encima de otras, pero en ese viaje ocurrió un hecho que me marcó especialmente. 

Como es habitual en los viajes a Kenya hicimos safaris fotográficos, todos los días viendo multitud de animales que jamás habíamos visto nada más que por televisión o en documentales en internet. Disfrutábamos de cada segundo en un País que nos enamoró, y llegó la noche por la cual llevo en mi piel a una de las tantas gacelas thompson que vimos en el viaje.

Después de un largo día de safari, hospedados en el Enkerende Tented Camp acabamos decidiendo con otras dos parejas que estábamos realizando todos los safaris juntos, aceptar la oferta de ir a un safari nocturno contratado con el propio hotel situado en Masai Mara. Ya caída la noche nos subimos a dos jeeps, ya que venía otra pareja más con nosotros, en total cuatro parejas acompañadas de la directora del hotel y tres trabajadores del mismo, que por supuesto eran masais como establece la ley allí.

La idea era ir a disfrutar viendo a los animales en su momento de máxima actividad, que es por la noche, y ver si por fin encontrábamos a algún león de gran melena, ya que por el momento se nos había hecho imposible, aunque si vimos unos cachorros de león y unas leonas descansando tan plácidamente, pero eso para algunos no era suficiente. Para nosotros sí, pero al final nos dejamos llevar por las ganas de ver a los animales en ese momento de plena actividad. 

Leona descansando en Masai Mara
Después de un rato yendo por Masai Mara con dos jeeps con sendos focos para alumbrar los animales para que los viéramos mejor, vimos al gran león con su gran melena, tras seguir a una leona que rugía con una fuerza tremenda, que ponía los pelos de punta. Nos contaron que era para llamar al león porque estaba en celo.

Disfrutábamos de la noche kenyana con algo de respeto a ratos por ir en un jeep sin puertas en mitad de una zona llena de animales salvajes, pero maravillados por el cielo estrellado, se podía ver toda la vía láctea, jamás vi un cielo tan hermoso como el de Kenya, era espectacular. Cuando ya casi había pasado la hora que en principio íbamos a estar de safari nocturno y tras seguir, a mi gusto con demasiada insistencia a la leona, ahí apareció el rey de la selva, el rey león. Absolutamente majestuoso, con sus andares de "soy el puto rey" con la melena y su cara de marcar la diferencia. Fue emocionante, nos quedamos ojipláticos ante tal preciosidad.

Con la idea de que ya habíamos visto bastante, Sara y yo pensábamos que ya nos retiraríamos al hotel para disfrutar de la cena y recuperar fuerzas para el día siguiente, que era el último de safari, pero nos equivocamos. Esto vino bien a uno de nuestros acompañantes que estaba obsesionado con ver cazar al león.

Tras un largo rato siguiendo a los leones, hasta el punto de ir pegados prácticamente, nos llevamos un susto tremendo cuando el jeep se paró averiado cerca de donde acabábamos  de pasar justo al lado del león. No sería el último susto que nos dió el jeep pero eso sería otra historia, al final reanudamos el acoso a la leona y el león que iban en busca de caza, (y es que para mi fue acoso), hasta que por fin para alegría del español imbécil que sólo quería vídeos y fotos de los que fardar, vimos como se disponían a cazar.

Un grupo de gacelas estaban relativamente cerca, la leona, que es la que caza en realidad ya que el león se límite a acompañarla y comerse lo que cace, comenzó la carrera hacía un grupo de gacelas thompson, que en una situación normal son mucho más rápidas que los leones por lo que se hace difícil alcanzarlas, pero en este caso ayudadas por los focos del jeep que cegaron a una de las gacelas pequeñas, la leona alcanzó a su presa y la reventó literalmente de un zarpazo. La dejó con todos sus organos fuera del cuerpo, aunque aún se podía oír respirar a la pobre gacela mientras desde el otro jeep la alumbraban, ante lo que reaccioné protestando airadamente que la dejasen morir tranquila, pues los leones la dejaron ahí, supongo que para los chacales, buitres o algún otro animal, ya que ellos pocos metros más allá cazaron un ñu.

La escena en el momento me dejó afectado asimilando el acto de pura naturaleza salvaje que acababa de vivir, pero como suelo acostumbrar, me puse a dar vueltas al tema, y tras hablar al día siguiente con nuestro guía keniano al cual no invitaron a venir con nosotros y de valorar con mi mujer lo vivido esa noche, llegamos a la conclusión de que no fue un acto de tan pura naturaleza salvaje, y es que los leones se sirvieron en todo momento del jeep para facilitar su caza, cosa a la que están acostumbrados y por eso se acercan tanto a los vehículos. Además la gacela al ser rodeada del león y la leona no supo para donde correr, ya que fue cegada por uno de los focos, sino difícilmente pudieran alcanzarla siendo tan rápida.

Leones jóvenes comiendo un ñu en Masai Mara
En definitiva, participamos sin quererlo de algo artificial que favoreció al animal más fuerte para destrozar a un animal inofensivo e inocente que pacía tranquilamente en la noche africana, todo por un puñado de euros que justificaron un show que poco tiene que ver con la vida salvaje, aunque el español imbécil festejase el acto como si un gol del puto Real Madrid se tratase, sin caer en la cuenta que había un ser vivo al que se le acababan sus días de forma brusca y violenta para que un puñado de europeos blancos e imbéciles se fueran con un montón de buenas fotos y vídeos.

Me afectó sentirme participe de una muerte injusta de un animal precioso como la gacela thompson. Un animal que ves mucho durante los distintos safaris, como por ejemplo a las cebras o los ñus, y que muchos turistas ni cortos ni perezosos, se quejan por verles tanto, como si en sus lugares de origen les viesen todos los días. 

Por ello me tatué esa gacela en mi brazo, con una imagen nocturna de fondo, porque nunca la olvidaré, porque significa mucho para mi aunque en el mundo una gacela thompson más o menos no importe. Es mi humilde homenaje. Un recuerdo de una valiosa lección. 

La historia no concluyó ahí, pues después nos quedamos tirados al lado de donde los leones comían al ñu que acababan de cazar, teniendo que saltar de un jeep a otro en plena noche, pero eso es otra historia... La verdad que del viaje se puede escribir mucho, muchísimo, y es que Kenya es un país lleno de gente maravillosa y de una naturaleza salvaje que no necesita de colonos que vayan a explotarla para montar shows que generen un puñado de dolares. 

Otro día igual escribo más sobre este viaje y las experiencias vividas en el. Cada día del viaje fue muy especial.