miércoles, 19 de febrero de 2020

Pase lo que pase

A falta de 14 partidos parece más un milagro que una opción la salvación del equipo en la Liga Smart Bank, por lo que llegados a este punto creo que se debería empezar a pensar en cómo actuar en el corto plazo en vistas del medio y largo plazo.
Aún hay vida, y sobre todo matemáticas a las que aferrarse para que el equipo pueda salir del descenso. Ojalá se consiga, sea cual sea el proyecto que quieran desarrollar los máximos mandatarios del club, pero independientemente de números, las sensaciones no pueden ser peores, y más tras la decepción con el Sporting el pasado fin de semana con un Sardinero lleno. Creo que por lo tanto lo más lógico llegados a este punto es ponerse en el peor de los escenarios, empezando a trabajar con la idea de que esa situación suceda.
El divorcio del racinguismo con la dirección deportiva por considerarla culpable principal de este desastre de temporada, es claro, y es por ahí por donde debería de empezar el trabajo para Alfredo Pérez y el resto del consejo de administración del Racing buscando a una persona que reconcilie el proyecto deportivo con el racinguismo partiendo de cero independientemente de la categoría. De hecho es muy difícil de comprender que aún siga en el cargo José Luis Molina como director deportivo después de todo lo acontecido especialmente esta temporada, y desde luego es una razón que deja en el disparadero a quienes lo mantienen en el cargo.
Pase lo que pase el racinguismo ha demostrado fidelidad siempre a su club, pero creo que es evidente el desgaste que sufre a causa de jugar todo al cortoplacismo del mercadeo temporada a temporada. Por ello veo crucial que de una vez por todas se apueste por un organigrama deportivo que venga con la idea de implantar una filosofía de club que vaya mucho más allá de fichar 14 jugadores por temporada, que venga a dar respeto y cariño de verdad a la cantera, que venga a poner cimientos para el medio y largo plazo independientemente de que se produzca el milagro de la salvación o debamos volver al infierno de la Segunda B.
He sido muy crítico estos meses con Alfredo Pérez y las decisiones, o sobre todo y mejor dicho, con las no decisiones tomadas al frente del club, pero sinceramente creo que si de verdad no tiene pensado vender el club, está ante una oportunidad única de empezar de cero con gente nueva al frente de lo deportivo y con una idea mucho mayor de lo que es el mundo del fútbol profesional.
Debe de entenderse desde el club que la viabilidad a medio y largo plazo pasa por la albericia. Por cuidar de la base y acertar con lo que se fiche, pero siempre dando una alta cabida a jugadores de la casa que conformen el grueso de una plantilla que debe de comprender al racinguismo, que debe de sudar racinguismo en cada partido para conectar con una grada que parece resignada en los últimos tiempos viendo como lo que llega no marca diferencias y tapona a los posibles jugadores de futuro de nuestra cantera.
Pase lo que pase vamos a seguir aquí, con el viejo Racing. Nos va a dar igual la categoría, pero debe de dejarnos de dar igual el cómo. Necesitamos una filosofía de club que haga sentir orgulloso a todo el racinguismo. Es hora de ser valiente y apostar por una sostenibilidad en base a ser un club serio basado en la cantera y refuerzos puntuales, no en la locura de fichar más de diez jugadores por campaña. 

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