sábado, 2 de junio de 2012

El Tíu La Vara en Cuba


Hoy, me salgo de la línea deportiva y de actualidad que suele seguir este blog cuando es actualizado, para contaros un poco lo que ha sido mi primer viaje fuera del Estado Español, y que ha sido a otro Estado, totalmente diferente, como es el cubano. Algunos de los que me seguís en las distintas redes sociales os interesasteis en mi viaje, y por ello está actualización un poco especial.

Como toda historia, creo que debo de empezar por el principio. Después de un vuelo de 9 horas desde Madrid, que dan para mucho, incluso para leer y cultivarse uno un poco, llegábamos por fin al aeropuerto de La Habana, donde una vez bajabas del avión, te golpeaba con dureza un fuerte olor a humedad, muy característico del lugar, y una sensación de calor bastante inusual para un cántabro como yo, por lo que me hizo pensar que quizás me costase un poco aclimatarme y adaptarme, aunque después, como os contaré a continuación, nada más lejos de la realidad.

Una vez pasados los controles pertinentes, en un País donde la seguridad es máxima, ya fuimos a por el autobús, que nos llevaría al hotel donde residiríamos los 4 días inolvidables que pasaríamos en La Habana. Por el camino, el guia del autobús, nos fue poniendo al día sobre asuntos y cuestiones importantes a saber para los turistas, sobre todo novatos como era nuestro caso en Cuba, pero lo importante de este pasaje de la aventura, era sin duda el ver las casas y gente que había por las calles, de las zonas que hay entre el aeropuerto de La Habana, y lo que es ya la ciudad.
Me sorprendió desde el primer minuto ver a familias enteras en el jardín de sus casas jugando a la pelota con los más pequeños, o más adelante, en zonas de fiesta ver a mucha gente sentada, hablando, gritando, simplemente se podría resumir, en conviviendo, así como también me impacto el ver coches antiguos llenos de gente, superando con creces lo que aquí sería el máximo de ocupantes.

Ya descansados, pues según llegamos al hotel, ya de noche, lo primero que hicimos fue descansar después del duro viaje, salimos al día siguiente hacia el Capitolio, cerca del hotel donde nos hospedábamos, y tan pronto, como sales de la puerta del hotel, con un poco la incógnita de lo que te vas a encontrar, en un lugar, donde yo creo que no pare de oír gente desde que me acosté, hasta que me levanté, te das cuenta de que está ciudad tiene algo especial, que no se puede transmitir ni con letras ni palabras.
Esquivando a los guias turísticos, que no son tales, pues son gente que intenta usar está vía para ganar algunos pesos a costa de turistas, empezamos a conocer La Habana, yendo solos y simplemente caminando hacía donde los pies dictaminaban, más que el propio raciocinio, y es que lo más bello del lugar, puede estar bastante lejos de los grandes monumentos y edificios típicos, pues por lo menos a mi, lo que más me gustaba era andar por las calles llenas de vida, y escasas de lujos innecesarios que puedes encontrar en otros sitios, como por ejemplo Santander.


En La Habana , y resumiendo un poco los 4 días que allí pase, para no hacer este relato eterno y alargarme más de lo que pueda resultar entretenido, encontré lugares y gentes llenas de vida, paz y sobre todo, sin ningún tipo de estres. Me enamoré sobre todo de La Habana Vieja, una zona con bares espectaculares y muy buena bebida, así como de sus calles, que quizás a los ojos de un europeo puedan parecer "pobres" pero que más bien es sólo en imagen, y es que si hay que poner un pero, a una ciudad patrimonio de la humanidad, es la no conservación de sus edificios, más allá de los que puedan ser más populares para el visitante.
Tuve la suerte de conocer gente, además de sitios increíbles y que siempre llevaré en el recuerdo, como la necrópolis, donde había una parcela dedicada a los montañeses-cántabros que allí murieron, o el museo de la revolución, donde había frases y recuerdos, que uno lleva grabadas a fuego en su corazón, más por el fondo de ellas, que por el puro marketing con el que se suelen usar por grupos pseudo-revolucionarios de todo el mundo.

En la gente que conocí, he de destacar a dos personas en especial, que fueron con las que compartimos más profundidad en la conversación que la típica entre turistas y cubanos, una de ellas fue una mujer de La Habana Vieja, a la que dimos algunas cosucas y que transmitía muy buen rollo, y que sin duda nos demostró que no quería nada en especial, más allá de lo que nos pudiera sobrar a nosotros, pues muchas veces lo que nosotros desechamos como basura, puede ser muy útil para otra gente. La otra persona "especial" que conocí allí es con la que adquirí el compromiso de ayudarle en conseguir material escolar y enviárselo, era un profesor de una escuela primaria, y nos contó como no es todo oro lo que reluce, pues al fin y al cabo, no pueden tener la libertad de salir de la isla a conocer otros sitios por ejemplo, o el injustisimo sueldo más bajo de médicos y profesores, que de gente que trabaja en hoteles y demás áreas cercanas al turismo, pues sacan en propinas muchísimo más que un sueldo, de uno de los trabajos que os comentaba con anterioridad, y que a mi modo de ver, son mucho más importantes.

En resumen, saco la conclusión y el sentimiento firme, de que más allá de lo mejorable de su sistema, como mejorable es todo sistema, creo que pudiéndose quejar de si su racionamiento es más o menos justo, así como de cosas puntuales que anteriormente comento, creo que tienen algo como pueblo muy importante y que no debieran de perder nunca, que es la vida en conjunto, en comunidad, y el no estres de ir corriendo de un lado para el otro agobiados, por no llegar, o por tener que ir a un sitio que odias a trabajar, para sacar 4 euros con los que mantener cosas, que en realidad no necesitas para vivir. Sinceramente creo que quizás Cuba no es el paraíso socialista que algún día muchos de sus revolucionarios soñadores quisieron, pero desde luego, creo que es una ventana a la esperanza, de que un mundo distinto al de la globalización capitalista es posible, y además, me vuelvo convencido de que pese a la muerte, seguramente más cercana que lejana de Fidel Castro, las cosas cambiaran, pero no del todo como quisieran algunos, para volver a hacer de Cuba un prostíbulo, pese a que ahora también pueda haber cosas muy mejorables en este sentido.

Quiero dejar claro, antes de continuar, e ir finalizando está actualización, que estas son sólo mis reflexiones y sentimientos que he vivido allí, como una vez puestos en orden y comparandolos con la realidad de aquí. No quiero que nadie vea la intención de convencer a nadie de nada, ni de hacer política, cosa que odio, sólo son mis conclusiones, valga la redundancia.


Una vez salimos para Varadero, donde pasaríamos 3 días, fuimos viendo pueblos y zonas de Cuba que me dejaron con las ganas firmes, no sólo de volver, que era un deseo que ya tenía desde el 2º minuto en Cuba, si no, de conocer toda la isla, y es que pueblos como Mayabeque o Matanzas, te dejan con las ganas de parar el autobús y bajarte a conocerlo, de hecho, y sin desmerecer a Varadero, pueblo más orientado al turismo, daban la sensación de tener algo especial en sus calles, así como ya os he contado lo tenía La Habana.
En Varadero conocí a dos personas también muy especiales, como Fernando, animador del hotel y Yoel, un pedazo de cantante. Ambos eran seguidores del fútbol mundial, y estaban al tanto de todo lo que sucedía tanto en España como en Europa, y con ellos jugué dos días unos partiducos inolvidables donde me gane el mote, de Iniesta o simplemente España, como dato anecdótico. Lo pase genial con ellos y en este lugar en concreto, pero tampoco es algo que crea os pueda interesar más allá de comentaros, que estoy convencido, sobre todo viendo en el viaje de Varadero al aeropuerto para volver a Cantabria, como se juega al fútbol, casi tanto como a la pelota (béisbol, deporte más seguido allí), de que pronto habrá jugadores de fútbol cubanos de gran calidad y valía.

Para cerrar está actualización un tanto especial, sólo me queda recomendaros a todos si algún día podéis, que conozcáis la isla, y sobre todo, que un mundo diferente al que ahora vivimos, además de posible, puede ser mejor, por mucho que desde los medios de "comunicación" nos metan en vena que no, y es que no es más feliz el que más tiene, si no el que menos necesita, y si, me refiero a lo material.
Espero que os hayan entretenido mis conclusiones y sentimientos que he vivido en este viaje, y si no es así, pues no se por que habéis llegado hasta leer esto, jeje.

Para la próxima, retomaré la línea deportiva de El Tiu La Vara, con la tristeza de seguramente tener que seguir contando corruptelas e indecencias que atañen a nuestro amado Real Racing Club de Santander, y a nuestra amada tierra Cantabria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario